jueves, 9 de abril de 2015

SEGÚN DESCARTES*, LA GLÁNDULA DONDE RADICABA...LA GENIALIDAD.

Algunos biólogos evolutivos consideran esta glándula como homóloga al llamado tercer ojo que se encuentra en algunos animales como reptiles y anfibios. Para estos animales ese tercer ojo que se halla en la parte superior del cráneo, está dotado de lente, córnea y retina y es fotosensible. Además de que regula la temperatura, la coloración de la piel y también sus ritmos circadianos. Al ascender en la cadena evolutiva, esta glándula se fue moviendo cada vez más hacia la base del cerebro. 




LA GLANDULA PINEAL

*Descartes, también llamado Renatus Cartesius, fue el filósofo, matemático y físico francés considerado el padre de la geometría analítica y de la filosofía moderna.


Es una pequeña glándula endocrina, de color blanco, de menos de 1 cm de largo situada en el encéfalo sobre la pared posterior del techo del tercer ventrículo, formada por pinealocitos (células que segregan melatonina) y células gliales, cuya función es la controlar los ritmos circadianos. (el marcapasos cerebral que controla el horario de sueño-vigilia y que cuando se altera se manifiesta el insomnio o hipersomnia)

Curiosamente, esta glándula no forma parte del cerebro, sino que se desarrolla a partir de tejidos especializados en el suelo de la boca fetal. Aparece el día 49 de gestación, justamente cuando se produce la diferenciación sexual del feto, porque hay que recordar que si bien genéticamente somos distintos (las mujeres tienen cromosomas sexuales XX y los hombre, XY), todos tenemos, desde la concepción y hasta las ocho semanas de vida fetal, circuitos cerebrales de tipo femenino.  

La glandula pineal es de los pocos órganos que aparece de forma “solitaria” en el cerebro, cuando la mayoría se presentan emparejados, como los hemisferios. 

Dicha glándula es más activa durante la niñez. A partir de los 7 años disminuye su tamaño, y aparece calcificada en la edad adulta. Está situada muy cerca de los centros sensoriales del cerebro: los colículos auditivos y visuales, lugares por donde pasa toda la información sensorial que interpreta el cerebro. También está rodeada por el sistema límbico, responsable de la respuesta sexual y emociones humanas además de que al estar conectada con el cerebelo (órgano encargado coordinar el movimiento humano) y con el Hemisferio Derecho también es responsables de los sueños y de la creatividad. 

Durante mucho tiempo esta glándula fue considerada un órgano vestigial sin función aparente, hasta que en el siglo pasado se descubrió su rol en la síntesis de melatonina. La melatonina es una hormona que se sintetiza a partir de la serotonina, que a su vez se sintetiza a partir del triptófano, un aminoácido. La melatonina interviene directamente en la regulación de los ciclos circadianos —el reloj biológico humano— y se cree que también afecta al sistema inmune y regula procesos neurofisiológicos relacionados con la memoria. Es un potente antioxidante asociado a los procesos de envejecimiento y su síntesis se ve inhibida ante la presencia de la luz. 

Es importante saber que los neurotransmisores encargados de la producción de melatonina, son la adrenalina y la noradrenalina, hormonas que regulan los estados de estrés en el cuerpo. 



Ni los circuitos cerebrales ni las hormonas nos convierten en lo que somos, no crean nuestro yo, aunque el yo surja de la actividad del cerebro. Las hormonas hacen tender hacia cierta conducta, pero no necesariamente hacen que dicha conducta tenga lugar. Los humanos tenemos circuitos cerebrales y una corteza que genera todo tipo de pensamientos y reflexiones.  Todo lo que aprendemos, repercute sobre nuestro sistema límbico, y cuando las hormonas actúan con fuerza, nos predisponen a ciertas conductas. Pero es nuestra corteza la que puede escoger cuál de estas conductas activar. 

La biología no marca totalmente nuestro destino, pero sin duda nos predispone hacia ciertas conductas, pensamientos y sentimientos. 


#soygenyo
www.genyo.org